martes, 20 de abril de 2010

Un espacio olvidado...

Un espacio mío, sólo mío y de nadie más... Un espacio en el que soy más privada que nadie y más privada que en mi cotidiandad, un espacio que sólo aquellos que han logrado encontrar la llave, que se esconde cual aguja en un pajar, pueden entrar y compartir esa privacidad...

Un espacio tan mío que nadie más que yo entiende, un espacio que envuelve y confunde a aquellos que lo tratan de entender pero que simplemente lo logran confundir y enredar más....

Van y vienen, se quedan, se aislan, lo invaden, lo visitan... Pero siempre, siempre seguirá siendo mi espacio, sólo mío.....

lunes, 5 de abril de 2010

Intensidad (de mi amado colega y amigo Óscar Jimenez)

“Flor de maíz, el cielo te está cuidando”

Lila Dawns



Yo digo que la intensidad de las personas se mide arbitrariamente. Yo medí la suya desde hace mucho. Usualmente medir la intensidad en un valle de asfalto, ruido y humo es difícil. Es una metodología complicadísima que no le voy a explicar, que gasta tiempo y voluntad. Sin embargo, la medición de su intensidad no representó mayor reto. Lo más seguro es que estaba acostumbrado a medir intensidades josefinas pequeñas e insignificantes.

Pero con usted pasó lo que pocas veces pasa en este proceso. Encontré unos ojos y unos gritos enormes. Al inicio, me extrañó. Pero luego entendí que hay gente que usa más la vida que otros; gente que tiene ojos y gritos grandes, tan pero tan grandes que sus ojos contienen otros ojos y sus gritos contienen otros gritos. Esa gente es extraña y es poco usual. Musicalizan su vida con sonidos ajenos pero próximos y sudan pasión y humanidad en cantidades industriales. Esa gente hace que el proceso de medición de intensidad valga la pena.

¿Y le digo algo? Con usted el proceso valió y sigue valiendo la pena. Acá mi cariño por usted se pesa por toneladas. Feliz cumpleaños.